sábado, 20 de abril de 2013

Beatriz, Mamá de una Estrella




¿Podemos cuantificar el Amor? ¿Medirlo? ¿Pesarlo? 

Por supuesto que no. El Amor es un sentimiento sin fronteras, sin medidas, sin cantidades. El Amor es inconmensurable y el Amor de una Madre y un Padre hacia sus hijos aún más. 

Cuando concebimos, cuando gestamos, cuando adoptamos, el Amor emocional, sentimental se une al Amor fisiológico y biológico. El Amor de una Madre, de un Padre supera todas las barreras físicas y emocionales para convertirse en un Amor Universal, un Amor sin tiempo, sin medidas. Un Amor hacia tus propios hijos, hacia los de los demás, hacia la humanidad y todos los seres que nos rodean. 

A veces, ese Amor es tan potente que incluso debe superar una distancia física tan real y demoledora como la marcha de un bebé.  Sin embargo, y a pesar de la partida física de nuestro hijo, por siempre, eternamente, somos y seremos las Madres de nuestros bebés, de nuestros Niños del Agua. Por siempre, eternamente, les Amaremos con toda la fuerza y la pureza de nuestro corazón, de nuestro cuerpo, de nuestro espíritu. 

Os dejo con la conmovedora Carta que Beatriz Rodríguez, una dulce y tierna Mamá, le escribió a su estrellita. Una estrellita con la que pudo compartir poco tiempo físico, pero con la que compartirá un Amor profundo, eterno y Universal.

Para conocer más a fondo a la amorosa Beatriz y toda su fuerza y valentía de Madre os recomiendo que visitéis su blog.

Ilustración: Matteo Arfanotti


Carta de Mamá Beatriz a su estrellita

Un día tuve un sueño y en ese sueño estabas tú. Un día tuve un sueño….
Supimos de tu noticia en un día especial, tu papá cumplía años y ese fue su regalo. Ese sueño tan persistente parecía hacerse realidad. Te vivimos con intensidad, te cuidamos, yo te hablaba desde antes de saber que estabas, por si podías oírme y venir a mi desde algún lejano lugar y así lo hiciste.
Te velamos y te quisimos durante dos bonitas semanas. Elegimos dos nombres sin saber cual sería para ti, durante 14 maravillosos días. Imaginamos tus manos, tus ojos y tu piel. Imaginamos tu nacimiento y nos imaginamos contigo, creábamos un nido para ti.
Pero cuando apenas empezabas a vivir te fuiste sin decir adiós. Te fuiste muy en silencio, sin alborotar, ni un ruido, ni una mala noche. Te fuiste sin causarme dolor físico, tan solo me dejaste dolido el corazón. Nos dejaste con apenas 6 semanas de existencia para iluminar todas y cada una de nuestras noches, dejando un mar de lágrimas que nos inundó y nos arrastró hasta un lugar desconocido y solitario.
A él no le costó demasiado asimilar y digerir la noticia de tu marcha, pero a mí…. A mi aun me faltas tú, me dejaste un vacío que no se puede llenar. Nadie comprende mi malestar, creen que tu corta existencia no debe ser causa de tristeza, que no mereces un segundo en mis pensamientos y eso todavía me duele más. 
El dolor de una pérdida es siempre dolor, qué más da cuantos días haya latido un corazón, qué más da si eres pequeño, mediano o grande, ¿qué importa todo eso?
 Nadie lo comprende: ‘unas pocas células’ dicen.  ‘Es más fácil de asimilar que si fuera de más semanas’ opinan. ‘Era mejor así’ se atreven a comentar. ‘Eres muy joven’ dicen triunfales.
La sociedad que me rodea entiende que por ser una madre que no llega a la treintena la situación me duele menos, que pasará desapercibida a lo largo de mi vida, que no debo darle mayor importancia. La sociedad que me rodea no considera mi pérdida como una pérdida pero se animan a darme lecciones de vida y a insistir en mi juventud. A nadie se le ocurre decirle a la familia de un difunto de 80 años que ‘ya era muy mayor’, pero sin embargo se atreven a decir que mi bebé era muy pequeño y que yo soy muy joven.

Ahora ya no me dueles tanto estrellita mía, ahora me duele las personas que me rodean y que te rodearon durante tu corta existencia.  Esas personas que no merecían haberte conocido y que ya nunca sabrán de ti, al igual que yo, que me quedo sin lo mejor que podías darme.

Beatriz (Mamá de una estrellita)

3 comentarios:

  1. Hola,me identifico tanto con estas palabras,yo perdi a mi bebe embarazada de 6 semanas y mucha gente me decia que no pasaba nada,que ya tendria otro.... Cómo que no pasaba nada...me dolia mucho que me dijeran eso,estaba formando en mi vientre,en mi útero a mi bebe y de repente ya no estaba,ademas mi pareja estaba fuera y me senti muy sola,tuve el apoyo de mi madre y de mi prima,pero las demas personas no le daban importancia.Mi pareja al no estar en todo ese tiempo no lo paso muy mal,yo lo echaba mucho en falta.Al año siguiente me volvi a quedar embarazada y el miedo a perderla me venia muchas veces a la cabeza pero todo fue bien y hoy mi nenita tiene 16 meses.Un tiempo antes me habia leido el libro de Elisabet kubler roos."la rueda de la vida" y me fue de gran ayuda para transitar todo el dolor,ademas ese libro aparecio en mi vida de una forma muy curiosa y no sabia porque,luego lo entendi.Un abrazo muy fuerte y otro para nuestros bebes de agua.

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    1. La incomprensión de la gente es uno de los hechos que más dolor añade a nuestras pérdidas: opiniones, juicios dañinos.Tenemos que aprender a obviar todas esas palabras y a comprender que son sólo sonidos, sin sentido para nosotras.

      Un fuerte abrazo,

      Elena

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  2. Hola Beatriz, no sabes cuanto comparto contigo cada palabra que has dedicado a tu estrellita, acabo de perder a mi bebe de 6 semanas y aun no me han intervenido, por lo cual se acrecienta mi dolor!! tengo dos hijitas hermosas, pero no puedo dejar de sentir esta pena tan desgarradora, no quiero conversar con nadie, para no escuchar los argumentos que ya he escuchado, como ...tienes dos hijas... o ya tendrás otro bebe...aun son jóvenes o todo pasa por algo!! me he aislado de todos y solo quiero sentir paz al saber que mi propia estrellita esta ahora al lado de Dios, pero por ahora solo siento que se me desgarra el alma, al recordar cuando escuche sus latidos!! en estos momentos no me siento capaz de enfrentar el mundo, porque me siento abatida....pero no sabes cuanto me ha reconfortado leer tu carta...muchas gracias te envió un gran abrazo

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