Cuando
muere un ser querido es imposible encontrar una razón que nos alivie esa
pérdida, aún más cuando se trata de una hija o un hijo. No le encontramos
sentido y jamás se lo encontraremos. Por más que muchas personas intenten
mitigar nuestro dolor (ya tendrás otro, así mejor, ya pasará…), el sufrimiento
y el vacío están ahí y no existen razones que puedan aliviar o justificar
nuestra pena.
Sin
embargo, cuando llegamos al final del duelo, nos sentimos mejor y vamos
elaborando nuevos proyectos en nuestras vidas, un ejercicio que sí que puede
ayudarnos en nuestro camino es el de realizar una lista de todo lo que hemos
aprendido tras la muerte de nuestra/o pequeña/o. Hoy en día somos otra mujer,
otro hombre, madres y padres que han sufrido un enorme trauma en sus vidas y
este hecho, nos ha empujado a madurar de otra forma y a afrontar la vida desde
una nueva perspectiva. Para nosotr@s el
comprendernos y conocernos cómo somos ahora, tras los cambios sufridos por la
pérdida, asumiendo nuestras nuevas sombras, pero también, nuestras nuevas
luces, puede ayudarnos a afrontar nuestra nueva vida con una mayor fortaleza no
sólo frente a las adversidades, sino también, frente a todas las circunstancias
de nuestro día a día. Jamás existirá nada que justifique nuestra pérdida, pero,
por lo menos podemos honrar la memoria de nuestr@s hij@s siendo conscientes de
todo lo que nos enseñaron a pesar del poco tiempo que pudimos pasar junto a
ell@s.
Os
dejo aquí un breve resumen de lo que he aprendido tras la muerte de mi pequeña
Luna (en pocas semanas hará dos años de su marcha).
o En la vida no todo es blanco,
ni negro, existen muchas zonas intermedias.
o Tenemos que vivir todas las
emociones, tanto las malas como las buenas, no debemos rehuir ninguna.
o Si no afrontamos los hechos,
jamás avanzamos y nos quedamos anclados en la pena y el dolor.
o Todos vivimos circunstancias
adversas y traumáticas en nuestras vidas. No podemos culparnos, ni pensar que
tenemos mala suerte o que nos pasa de todo. En realidad, todos pasamos por las
más diversas vicisitudes.
o No pienses en un “y si”,
recrearse en el pasado aporta dolor y sufrimiento.
o En nuestras vidas hay personas
amorosas y excelentes que nos quieren y nos apoyan. Cuidémonos mutuamente, que
el Amor sea nuestra fortaleza frente a los acontecimientos de la vida.
o Existen personas insanas,
maledicentes, no tenemos porqué permanecer a su lado, no tenemos que ocuparnos
de ella, no tenemos ni que pensar en ellas. Cada uno que haga su camino.
o Vive la vida, disfruta cada
segundo.
o Valoremos lo que tenemos,
siempre es mucho más de lo que pensamos.
o No tengas miedo de la vida, no
te preocupes en exceso, Vive.
Magníficas reflexiones, no tengo palabras. Únicamente sentimientos ,un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Adaya,
EliminarUn abrazo muy muy fuerte <3
Hermoso Elena! yo también pienso todo el tiempo que mi bebé me ayudó a crecer... sigo que resignifico su muerte, soy mejor madre y no cambiaria nada de lo pasado porque lo amo. Aquí te dejo un link sobre las cosas que yo aprendí (o mensajes que me trajo) mi bebé.
ResponderEliminarhttp://vivirconangelitosenelcielo.blogspot.com.ar/2014/01/otro-aniversario-de-su-muerte.html
Te mando un fuerte abrazo!
Muchas gracias Mery por compartir con nosotr@s tus reflexiones y todo lo que tu precioso bebé te enseñó. Nuestr@s hij@s son los verdaderos maestros de nuestras vidas.
EliminarUn abrazo muy muy fuerte <3
Un abrazo muy muy fuerte <3
Elena, me siento muy identificada con tu relato, dentro de poco también hará dos años de la pérdida de mi bebe, y siempre he dicho que mi flor de loto estuvo con nosotros el tiempo necesario para enseñarnos las cosas que en ese momento teníamos que aprender..... un gran abrazo
ResponderEliminarTan pequeñitos y tan sabios nuestr@s Niñ@s del Agua.
ResponderEliminarUn enorme abrazo Raquel, te envío todo mi cariño.
Elena