lunes, 26 de noviembre de 2012

Diagnósticos médicos y pérdidas gestacionales.


Hace un año, estaba felizmente embarazada de mi segunda hija. Era una niña amada, desea y con la que mantuvimos tanto su padre, como su hermana, y yo, un estrecho vínculo todos los meses que compartimos con ella. La naturaleza, en nuestro caso, fue cruel y determinó que nuestra pequeña Luna, no tuviera posibilidades de sobrevivir, su corazón, ventrículos, arterias, estaban tan malformados, que la vida para ella era imposible.

Recibir un diagnóstico tan demoledor me desgarró el alma, nunca había sentido tanto dolor; tanto, que incluso se volvió físico. La noticia, en el momento de dármela la doctora, la sentí como si estuviera recibiendo un martillazo en la cara.

Recuerdo a la médico, una mujer empática y respetuosa que nos dio el diagnóstico con lágrimas en los ojos. Ella, aunque no nos conocía de nada, sentía nuestro dolor, le apenaba ver cómo en pocas palabras nuestra vida había quedado hecha trizas. El diagnóstico era inevitable y, por más que estuvo revisando el caso, no había solución. Nos citó al día siguiente porque el comité de radiólogos del centro se iba a reunir para, entre todos, estudiar el caso. Por desgracia, nada cambió y todos los médicos estuvieron de acuerdo con el fatal desenlace. Después, varios médicos más, a cada paso del procedimiento que seguimos, volvieron a revisar largamente el caso. No había esperanza y así lo asumimos mi pareja, mi otra hija y yo.

Si escribo estas palabras es porque estoy alarmada con algunas noticias y comentarios que voy leyendo por la red en las que se cuestiona la profesionalidad de ginecólogos y obstetras en este tipo de diagnóstico. No dudo que pueda producirse algún fallo en el examen, pero también estoy segura de que la gran mayoría de estos médicos, al hacer una prueba médica y encontrase con problemas de estas características, realizan su trabajo con total profesionalidad y responsabilidad.

Todo este tipo de noticias sensacionalistas, basadas en opiniones o en artículos de periódicos (sin contrastar las fuentes) lo único que logran es menoscabar aún más la moral de las Mamás que tenemos que enfrentarnos a una muerte gestacional. A veces son noticias sacadas de contexto (muchas veces publicadas con un sesgo propagandístico muy marcado), en las que muestran fallos médicos que no fueron, “supuestamente” más allá porque la madre, a pesar de lo que le habían dicho, siguió adelante con el embarazo. Otras veces, son casos en los que se supone que fallaron las técnicas y se diagnostico erróneamente, un latido, una malformación....existen muchos más ejemplos.

Vuelvo a repetir, por supuesto y por desgracia que se cometen errores terribles, son lamentables y entre todos tenemos que reivindicar que se utilicen todos los medios necesarios para que se eviten. Pero, también hay que saber que en caso de diagnósticos prenatales fatales, por lo general, los profesionales siempre piden una segunda e, incluso, una tercera opinión, lo que deja menos margen al error.

Me parece indignante que con la excusa de “informar”, todo este tipo de publicaciones lo que provocan es dolor, dudas e incertidumbre en las familias que hemos pasado por tan desgraciada experiencia.

Cuando recibimos este tipo de diagnóstico, por supuesto que debemos pedir una segunda opinión, una tercera, para asumir lo inevitable o para cerciorarnos de que no ha habido error. Pero una vez que todo ha sido comprobado, una y otra vez, tenemos que hacer frente a la cruda realidad. No podemos pensar, ni dejar que nos dejen pensar, en posibles “y si”, pues esto puede hundirnos en un pozo de desesperación y culpabilidad del que jamás podamos salir. Bastante dolor tenemos ya con nuestras demoledoras pérdidas como para que vengan, supuestos defensores de la verdad, a crearnos más pena y desazón.

Por supuesto, debemos informarnos, defender nuestros derechos: a que nos escuchen, a que nos atiendan correctamente, a que se utilicen los mejores y más efectivos medios técnicos, a que comprueben varias veces el diagnóstico, a que nos traten bien, a que nos hablen con un mínimo de humanidad (deberían formar a los profesionales para saber afrontar y reaccionar ante estos casos para que no nos hieran con su actitud o sus palabras faltas de tacto). También tenemos que tener derecho a elegir en libertad, con toda la información en la mano, nuestra opción, no la que nos impongan ni leyes restrictivas, ni médicos, ni grupos de opinión a través de noticias sensacionalistas.

Cada mujer debe tener el derecho a elegir su opción en libertad, sin presiones de ninguna parte. ¿Por qué no apoyarnos entre todas, en nuestras decisiones, en vez de crearnos desazón y dudas?

Por favor, si vais a publicar una noticia de este tipo, sed rigurosos: contrastad las fuentes, hablad con todos los implicados en los casos, no comentéis habladurías de segunda o tercera mano, no seáis frívolos. Si conocéis algún caso verídico, informadnos de donde ocurrió, de qué pasó, de cómo pasó, de cómo fue el error, etc., buscad la ayuda de un profesional de reconocido prestigio para que nos explique el caso, el por qué del error, lo que falló, pero, por favor, no generalicéis y extrapoléis, no hagáis norma por un caso, no lo saquéis de contexto, pues además de peligroso, crea alarma y dolor en muchas mujeres, en muchas familias. Si ocurrió un error, que por supuesto es lamentable y una desgracia terrible, buscad datos estadísticos reales, decidnos, en qué porcentaje de casos se da ese tremendo error. Apoyad a la familia en su denuncia, acompañadles en todo el proceso, decidnos cómo podemos ayudar a la Mamá y al Papá.

Tenemos que estar informadas, pero no alarmadas o asustadas.

A fin de cuentas, estamos hablando de una cuestión de respeto. Seamos todos respetuosos, hacia las madres que hemos perdido hij@s, la peor desgracia de esta vida, y hacia los profesionales que nos acompañan en este terrible trance. Si todos nos respetáramos y habláramos sin acusaciones, opiniones nocivas y sobretodo, sin juzgar al otro, mejor nos irían las cosas.

Si queréis ayudarnos de verdad, acompañadnos, apoyadnos sin presionarnos, sin ahondar nuestra pena, sin juzgarnos.

Por cierto, a mí me han llegado a decir que el diagnóstico de mi hija, y la decisión que tomé, eran fruto de una conspiración medico-patriarcal para manipularme y someterme a sus decisiones. Así de absurdo, pero cierto. Tantos años luchando por la igualdad de la mujer, por el derecho a decidir, a poder parir de forma natural, a lactar a nuestros hijos, reivindicando nuestra idiosincrasia femenina, contra el abuso de poder, contra la violencia obstétrica en parto y nacimiento, para que me digan tamaña tontería.

Sí, existe la violencia obstétrica, he sido víctima de ella y sé bien de lo que se trata. Sí, existen malos profesionales, médicos que no saben adaptarse a los tiempos y utilizar los mejores procedimientos para sus pacientes. Sí, existen fallos en los diagnósticos. Sí existen errores tremendos, desgraciados y muy trágicos, pero no nos hagan creer que son más frecuentes que los aciertos.
Por favor, traten el tema con rigor, con datos fehacientes, con asesores expertos. No traten este tema tan penoso para tantas mujeres tan a la ligera, con frivolidad y alarmismo. Dejémonos de conspiraciones y seamos constructivos, no manipuladores y demagogos. Bastante tenemos las madres con haber perdido a nuestros hijos como para tener que aguantar más presión emocional.


3 comentarios:

  1. Hola Elena:

    Considero que tu artículo puede ayudar a pensar los errores diagnósticos, como pretendes. Gracias no sólo por expresarnos tu visión y percpeción de esta realidad, sino por mostrarnos tu propia experiencia.

    Un abrazo
    Mar

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  2. Mi queridisima Elena. Muchas gracias por tratar este delicado tema con tanta valentía, sensibilidad y tolerancia. Son momentos durísimos sea cual sea la decisión tomada y nadie tiene derecho a juzgar a las familias por ello pues cada uno actúa en función de lo que considera mejor para sus circunstancias personales. Un fuerte abrazo hermana

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  3. Me ha encantado la sensibilidad con la que has enfocado el tema. Mis felicitaciones

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