Cuando
perdemos a nuestros bebés caemos en un pozo de dolor, de tristeza,
de desesperanza. La vida deja de tener sentido y no encuentras ánimo
ni fuerzas para moverte. Cada paso supone un mundo. Cada acción que
tenemos que realizar, nos parece casi inalcanzable. El día a día se
asemeja a una pesadilla y nuestras escasas energías están
concentradas en la ausencia de nuestro bebé, en el dolor, en el
rememorar todo lo que pasó, en soñar con lo que iba a ser y nunca
podría llegar a ser.
Cuando perdemos a nuestros bebes nos sumergimos
en el pozo de la pena, de la tristeza, del dolor.
Cuando
murió mi pequeña Luna, esta semana se han cumplido ya tres años,
recuerdo que me encerré en una concha. No quería saber de nadie, ni
de nada. Confieso, que lo único que me mantuvo atada a la vida fuer
el amor hacia mis hijas, la que se había ido y la mayor, que en aquel
entonces tenía tres años, y hacia mi compañero de vida, mi amigo,
mi amante. Ellos me hablaban, me cuidaban, me preparaban la comida,
me animaban a salir. Yo desde mi concha, desde mis sombras, les
contemplaba y les veía vivir y me hacía mucho bien tenerles a mi
lado derramando sobre mi su inmenso Amor.
Durante
años, me mantuve en mi concha, me daba miedo salir de ella, había
sufrido demasiado, todo me afectada en exceso, las penas aún se me
hacían más grandes, los problemas me parecían terribles, las
alegrías las bebía a pequeños sorbos, había perdido, con la
muerte de mi hija, la capacidad de sentir con intensidad. Sólo el
Amor en mí era fuerte y constante. Amaba profundamente a mis hijas,
a mi compañero, a mis hermanos, a mis amigos. El Amor me mantenía
atada a la vida y poco a poco, a medida que yo iba asumiendo mi
realidad, me iba tendiendo un hilo para abandonar mi concha, mi pozo
de sombras.
Con
el paso del tiempo, comprendí que si quería volver a vivir, tenía
que abrirme a la vida, tenía que arriesgarme, lanzarme, perder el
miedo. Así que, decidí abandonar mi concha, tiré con fuerza del
hilo y aquí estoy, viviendo de nuevo cada experiencia con
profundidad e intensidad. Durante años me perdí en el pozo, ahora,
me he vuelto a encontrar y día a día, me esfuerzo por cuidarme, por
salir adelante, por vivir.
Mamá,
Papá, a pesar de toda la inmensa tristeza, a pesar del enorme dolor
que sientes en estos momentos, sé que con el paso del tiempo, la
vida te enviará muchos mensajes ahí donde te encuentres, en tu
pozo, en tu concha, escúchalos, deja que poco a poco, a medida que
te vayas viendo preparada, te calen, penetren en ti, no le cierres el
paso para siempre a la vida y ahora, en estos momentos de angustia,
recuerda, concéntrate en el Amor, el Amor es nuestro más preciado
salvavidas.
Elena Mayorga
Pintura: FranÇois Fressinier
Helena me alegro un montón. ¿Te enteraste? http://paideiaenfamilia.blogspot.com.es/2015/01/nacio-yago.html
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡¡Paloma!! ¡¡Qué alegría me has dado!! ¡¡Qué bebé tan maravilloso ha llegado a vuestras vidas!! La foto de familia es preciosa <3
Eliminar¡¡¡Qué bendición!! ¡¡¡Muchas felicidades!!
Elena
El miedo yo creo que ya te acompaña toda la vida una vez que has perdido la inocencia.
ResponderEliminarTenemos que vencerlo una y otra vez para que no nos paralice.
Eliminar“Tengo miedo, mucho miedo, pero de una entrevista que leí hace tiempo se me grabaron a fuego estas palabras: El miedo es el asesino del corazón humano, porque con miedo es imposible ser feliz y hacer felices a los otros. Solo se puede afrontar el miedo con la aceptación, porque el miedo es resistencia a lo desconocido”
ResponderEliminarJose Luis Garayoa
Sabias palabras. Asumir nuestros miedos, aceptarlos cuando lleguen, superarlos para que no nos paralicen.
EliminarGracias por tu aporte.
Un abrazo enorme,
Elena
Hola Elena. Quería agradecerte el texto. Leerte siempre es muy sanador y un regalo. Muchas gracias! Un abrazo. Belén.
ResponderEliminarUn abrazo enorme para ti Belén,
EliminarElena
Gracias Elena, tu testimonio sirve de ayuda y apoyo a madres que están pasando por ello. Me quedo con tu frase sabia y serena; el amor es nuestro más preciado salvavidas.
ResponderEliminarGracias a ti Pepa por tu comentario,
EliminarTe envío un fortísimo abrazo,
Elena
Hola Elena.
ResponderEliminarPrimero de todo agradecerte por este blog y tu testimonio.
El 12 de abril iker se fue se mi lado y de mi vientre en la semana 28. Todavía estoy recuperándome físicamente porq tuve una intervencion de urgencia.
Ahora mismo siento una tristeza continua, rabia, impotencia, me pregunto porq a mi?? Tengo un miedo continuo de q le pase algo a mi otro peque de tres años, es un miedo por todo.
Tus palabras me ayudan y me identifico con ellas. Gracias por escribirlas.
Un abrazo,
Amaia
Querida Amaia,
EliminarSiento muchísimo la marcha del pequeño Iker. Perder a un hijo nos destroza, nos hunde y necesitamos mucho tiempo para poder recuperarnos física y emocionalmente. No te culpes, no te juzgues, no te pienses con dureza, No eres culpable. Cuídate, mímate, date tu tiempo, llora lo que necesites, habla de tu pena, de tu tristeza, deja salir tu rabia, tu dolor.
Te envío tod mi cariño,
Elena