jueves, 5 de marzo de 2015

Abrirse a la vida

Cuando perdemos a nuestros bebés caemos en un pozo de dolor, de tristeza, de desesperanza. La vida deja de tener sentido y no encuentras ánimo ni fuerzas para moverte. Cada paso supone un mundo. Cada acción que tenemos que realizar, nos parece casi inalcanzable. El día a día se asemeja a una pesadilla y nuestras escasas energías están concentradas en la ausencia de nuestro bebé, en el dolor, en el rememorar todo lo que pasó, en soñar con lo que iba a ser y nunca podría llegar a ser. 

Cuando perdemos a nuestros bebes nos sumergimos en el pozo de la pena, de la tristeza, del dolor.

Cuando murió mi pequeña Luna, esta semana se han cumplido ya tres años, recuerdo que me encerré en una concha. No quería saber de nadie, ni de nada. Confieso, que lo único que me mantuvo atada a la vida fuer el amor hacia mis hijas, la que se había ido y la mayor, que en aquel entonces tenía tres años, y hacia mi compañero de vida, mi amigo, mi amante. Ellos me hablaban, me cuidaban, me preparaban la comida, me animaban a salir. Yo desde mi concha, desde mis sombras, les contemplaba y les veía vivir y me hacía mucho bien tenerles a mi lado derramando sobre mi su inmenso Amor.

Durante años, me mantuve en mi concha, me daba miedo salir de ella, había sufrido demasiado, todo me afectada en exceso, las penas aún se me hacían más grandes, los problemas me parecían terribles, las alegrías las bebía a pequeños sorbos, había perdido, con la muerte de mi hija, la capacidad de sentir con intensidad. Sólo el Amor en mí era fuerte y constante. Amaba profundamente a mis hijas, a mi compañero, a mis hermanos, a mis amigos. El Amor me mantenía atada a la vida y poco a poco, a medida que yo iba asumiendo mi realidad, me iba tendiendo un hilo para abandonar mi concha, mi pozo de sombras.

Con el paso del tiempo, comprendí que si quería volver a vivir, tenía que abrirme a la vida, tenía que arriesgarme, lanzarme, perder el miedo. Así que, decidí abandonar mi concha, tiré con fuerza del hilo y aquí estoy, viviendo de nuevo cada experiencia con profundidad e intensidad. Durante años me perdí en el pozo, ahora, me he vuelto a encontrar y día a día, me esfuerzo por cuidarme, por salir adelante, por vivir.

Mamá, Papá, a pesar de toda la inmensa tristeza, a pesar del enorme dolor que sientes en estos momentos, sé que con el paso del tiempo, la vida te enviará muchos mensajes ahí donde te encuentres, en tu pozo, en tu concha, escúchalos, deja que poco a poco, a medida que te vayas viendo preparada, te calen, penetren en ti, no le cierres el paso para siempre a la vida y ahora, en estos momentos de angustia, recuerda, concéntrate en el Amor, el Amor es nuestro más preciado salvavidas.


Elena Mayorga
Pintura: FranÇois Fressinier 


12 comentarios:

  1. Helena me alegro un montón. ¿Te enteraste? http://paideiaenfamilia.blogspot.com.es/2015/01/nacio-yago.html

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Paloma!! ¡¡Qué alegría me has dado!! ¡¡Qué bebé tan maravilloso ha llegado a vuestras vidas!! La foto de familia es preciosa <3
      ¡¡¡Qué bendición!! ¡¡¡Muchas felicidades!!
      Elena

      Eliminar
  2. El miedo yo creo que ya te acompaña toda la vida una vez que has perdido la inocencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tenemos que vencerlo una y otra vez para que no nos paralice.

      Eliminar
  3. “Tengo miedo, mucho miedo, pero de una entrevista que leí hace tiempo se me grabaron a fuego estas palabras: El miedo es el asesino del corazón humano, porque con miedo es imposible ser feliz y hacer felices a los otros. Solo se puede afrontar el miedo con la aceptación, porque el miedo es resistencia a lo desconocido”
    Jose Luis Garayoa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabias palabras. Asumir nuestros miedos, aceptarlos cuando lleguen, superarlos para que no nos paralicen.
      Gracias por tu aporte.
      Un abrazo enorme,
      Elena

      Eliminar
  4. Hola Elena. Quería agradecerte el texto. Leerte siempre es muy sanador y un regalo. Muchas gracias! Un abrazo. Belén.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Elena, tu testimonio sirve de ayuda y apoyo a madres que están pasando por ello. Me quedo con tu frase sabia y serena; el amor es nuestro más preciado salvavidas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti Pepa por tu comentario,
      Te envío un fortísimo abrazo,

      Elena

      Eliminar
  6. Hola Elena.
    Primero de todo agradecerte por este blog y tu testimonio.
    El 12 de abril iker se fue se mi lado y de mi vientre en la semana 28. Todavía estoy recuperándome físicamente porq tuve una intervencion de urgencia.
    Ahora mismo siento una tristeza continua, rabia, impotencia, me pregunto porq a mi?? Tengo un miedo continuo de q le pase algo a mi otro peque de tres años, es un miedo por todo.
    Tus palabras me ayudan y me identifico con ellas. Gracias por escribirlas.
    Un abrazo,
    Amaia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Amaia,
      Siento muchísimo la marcha del pequeño Iker. Perder a un hijo nos destroza, nos hunde y necesitamos mucho tiempo para poder recuperarnos física y emocionalmente. No te culpes, no te juzgues, no te pienses con dureza, No eres culpable. Cuídate, mímate, date tu tiempo, llora lo que necesites, habla de tu pena, de tu tristeza, deja salir tu rabia, tu dolor.
      Te envío tod mi cariño,
      Elena

      Eliminar

Gracias por tu comentario. En breve te responderé.