viernes, 15 de marzo de 2013

Un ritual de despedida: Honrando a Daniel y Luna


Hace unos días honramos, en un amoroso ritual, la marcha del pequeño Daniel, el bebé de Carmen y José, hermano de Pablo, y también, la de nuestra linda Luna, que ya hace un año que nos dejó. 
 
Podéis leer este emotivo post, en el blog de estos amigos, en el que Carmen cuenta esta conmovedora experiencia. 

Rodeadas de amigas, madres, padres y niñ@s, arropamos a la familia del dulce Daniel en su dolor, la cobijamos, la apoyamos, lloramos con ellos y apelando a los cuatro elementos: Agua, Aire, Tierra y Fuego, transmitimos la importancia y la trascendencia que han tenido en nuestras vidas, y que siempre tendrán, nuestros Niños del Agua Daniel y Luna.

Para simbolizar el Agua utilizamos barcos de papel con mensajes para Daniel y Luna, y los dejamos marchar, en un suspiro, por los meandros de un riachuelo. 

Para honrar la Tierra, recogimos arena de nuestras bellas playas españolas, arena que sus padres han mezclado con ancestral tierra peruana, país donde ellos residen en la actualidad y en el que nació, y sólo vivió dos horas el pequeño Daniel. 

Al Aire enviamos nuestro Amor para con ellos en unos delicados  y hermosos globos de Papel, uno para Daniel, uno para Luna. 

Dejamos para el final el ritual del Fuego, cada amiga desde el interior de su corazón, le preparó algo muy especial a nuestros queridos bebés: una caja artesanal, unas bellas palabras, el regalo de una cualidad con la que sus madres puedan seguir adelante la vida, una maravillosa danza trascendental de mujer para mujeres, flores guardadas desde el nacimiento de sus hijos, dibujos preciosos, y yo le escribí un poema a nuestra querida Carmen y a todas las madres de la Humanidad, todas las que fueron, todas las que son y todas las que serán. Un poema para transmitirle todo lo que he aprendido y comprendido en este desgarrador año que ha pasado tras la marcha de mi chiquitina, mi esperada Luna. 
La maternidad, a veces, toma extraños caminos, caminos duros, difíciles y diferentes, en los que los bebés sólo comparten físicamente con nosotras algunos instantes de la eternidad, sin embargo, hoy sé que el Amor Maternal es infinito (por supuesto, también el Paternal) y que no hay barrera física que impida que este Amor se incremente cada día. Cada minuto que pasa amo más a mis hijas, a la que está conmigo y a la que se fue, ese Amor es inquebrantable y eterno; y ni la muerte, me lo arrebatará jamás. Ellas y yo estamos y estaremos unidas por siempre en el Amor. 

Las madres debemos recuperar nuestro instinto, la conexión con las madres que nos precedieron, con las que son a la vez que nosotras, con las que serán. Las madres tenemos que apoyarnos, cobijarnos, arroparnos, acompañarnos y amar a nuestros hijos e hijas, a tod@s. 

Os dejo a continuación el poema que leí antes de encender un fuego liberador, sanador, con el que nos fusionamos con todas las amigas que allí estábamos, las Madres de la Humanidad, las Hijas de la Tierra. Gracias a todas esas maravillosas Madres que hicieron posible un homenaje tan sentido a la Vida y a todo lo que nos están enseñando nuestros anhelados Niños del Agua Daniel y Luna.
Sólo me resta decir que el poema lo escribí desde mi alma quebrada para una querida amiga a la que también se le rompió la suya.  


Hijas de la Tierra

Somos las Hijas de la Tierra,
las Madres de la Humanidad.
Somos las Madres del ayer,
del hoy,
del mañana,
de las y los que se fueron,
de las y los que son,
de las y los que serán.

Somos las Madres Agua,
Fuego,
Aire,
Tierra,
Cosmos,
Humanidad.


Bajo el sol,
bajo la Luna,
Todas somos Una.
Las ancestras,
las presentes,
las futuras,
Todas somos Una.

Somos las Hijas de la Tierra,
las Madres de la Humanidad,
unidas para cobijar,
unidas para Amar,
a nuestras hijas,
a nuestros hijos,
a las/los que se fueron,
a las/los que son,
a las/los que vendrán.

Somos las Hijas de la Tierra,
las Madres de la Humanidad.



8 comentarios:

  1. Gracias Elena, gracias Ramón y gracias a las mamás y papás del corazón. Gracias porque me sentí acogido, contenido, arropado, cobijado... pude llorar con libertad y emocionarme con todo mi cuerpo y mi alma. Gracias porque los lazos que nos unen, los del amor, no se rompen nunca.

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    1. Muchas gracias a ti José por habernos dejado apoyarte, consolarte, cobijarte. Gracias por habernos permitido llorar contigo y sostenerte en tu dolor. Daniel nos ha llenado a todos el corazón de un Amor puro y trascendente.
      Un hondo abrazo querido amigo,
      Elena

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  2. Querida hermana del corazón. Aún se me pone la piel de gallina al recordar los hermosos e intensos momentos vividos aquel día. Nunca olvidaré a nuestros preciosos niños del agua y del amanecer. Luna y Daniel ocupan un lugar especial dentro de mi corazón, al igual que vosotros, sus familias. Os quiero

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    1. Un abrazo muy fuerte querida amiga. Gracias por tu sentir y por tu acompañamiento.
      Elena

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  3. Emotivo articulo. Me uno a vosotros en acompañaros en este recuerdo a Luna y Daniel. El proximo martes 19 hara tambien un año que mi pequeña se marcho de mis entrañas. Ahora estoy embarazada de nuevo, ya casi a punto de poder disfrutar la maternidad plenamente, pero son momentos agridulces, ilusionante spor el futuro pero tristes por revivir la perdida de hace un año...

    Mucho animo, que la vida sigue y nuestros pequeños nos acompañan alla donde esten. Nosotros jamas les dejaremos solos.

    Mafalda

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  4. La maternidad a veces es amarga, a veces dulce.
    Disfruta mucho de tu bebé, de su Amor, de su compañía y cuando sea mayor, háblale de aquel pequeñín que es su hermano que vivió brevemente, pero os marcó con su profundo Amor de por vida.
    Qué duro son los aniversarios ¿verdad? Honra el recuerdo del bebé que se marchó, pero, no dejes por la pena, de vivir con plenitud tu parto y de celebrar la nueva vida que va a ver la luz dentro de muy poquito.
    Un abrazo muy fuerte,
    Elena

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  6. Preciosa manera de gestionar la pérdida, compartir el dolor y la esperanza. La verdad que esto es lo único que merece la pena, amar hasta el tuétano de las miles de formas que el ser humano es capaz de hacerlo, sentir con pasión lo que se vive y dejar que, por sí mismo, el dolor se vaya transformando en nueva vida, es un misterio, pero así sucede.
    Un fortísimo abrazo a todos los papis y mamis que aman sin mesura.

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