Sonia Canal, Doula, Mamá, y gran amiga nuestra, ha tenido
la amabilidad de cedernos para su publicación, el emotivo texto que escribió,
hace pocos meses, tras la pérdida de su Niño del Agua. Pensamos que este escrito,
además de por su delicadeza y el Amor que destila, puede servir de gran ayuda a
muchas mamás pues en él, podemos leer la carta de despedida a su bebé (paso
fundamental para poder a comenzar a elaborar el duelo por la marcha de nuestro
hijo) y también, habla del tratamiento expectante y de cómo no siempre es
posible llevarlo a cabo.
Las Mamás que pasamos por una pérdida gestacional o
perinatal, tenemos que estar abiertas a todas las posibilidades y no cerrarnos
en banda a nada, sobre todo, cuando nuestro estado emocional y anímico pende de
un finísimo hilo. Al sufrir una pérdida, no debemos perdernos también a
nosotras mismas, debemos aprender a volver a amarnos y no exigirnos más de lo
que podamos ofrecernos en esos trágicos momentos.
Tras su durísima experiencia, Sonia se ha especializado en
acompañar pérdidas, por su especial sensibilidad y por su profunda empatía, su
labor es valiosísima. Os dejamos el enlace a la entrada que publicó con este
texto en su blog, Abrazando la maternidad, para que paséis a visitarlo y podáis conocer
más en profundidad a esta extraordinaria mujer y su maravillosa labor como
Doula.
http://www.abrazandolamaternidad.com/2012/07/perdida-de-un-bebe.html
Sonia, desde Niños del Agua queremos darte las gracias por
tu generosidad!! Un fuerte abrazo.
La pérdida de un bebé, por Sonia
Canal
1 de cada 4 embarazos no
tienen éxito.
No es ningún consuelo. Perder
a un hijo es una de las peores cosas de la vida, si no la peor.
Está claro que no todo el mundo lo vive igual, pero si podemos compartirlo, sentirnos comprendidos, hacemos el duelo... en vez de esconder nuestro sufrimiento... se sobrelleva.
Está claro que no todo el mundo lo vive igual, pero si podemos compartirlo, sentirnos comprendidos, hacemos el duelo... en vez de esconder nuestro sufrimiento... se sobrelleva.
Recientemente
perdí a mi bebé. Lo alojé en mi vientre durante 15 semanas, aunque desde la 8,
no le latía el corazón. Lo supimos a la semana 12, fué un shock terrible. Ni mi
cuerpo ni mi intuición me habían avisado. Lloramos, gritamos, nos rebelamos. A
los dos días, pudimos asumirlo. Y nos despedimos.
Al día siguiente, me desperté
diferente. Estaba en paz. Me sentía más ligera. Con nauseas todavía, pero sentí
que mi bebé, su alma, había abandonado mi cuerpo. Puede sonar esotérico, pero
esa fue mi sensación.
En efecto, esto fue lo más
duro de aceptar. Que el cuerpo físico de mi bebé no quisiera abandonar el mío
por sí solo, de forma natural. Ya llevaba 4 semanas de más en mi vientre,
dentro de una placenta muy activa que me mantuvo engañada hasta mucho más allá
con nauseas y demás síntomas de embarazada, cuando mi pequeño ya había decidido
irse hace tiempo...
El caso es que fueron pasando
los días y mi cuerpo no reaccionaba. Ni un pequeño sangrado, ni una mínima
molestia en el bajo vientre.
Con la ginecóloga acordamos
esperar todo lo que yo quisiera. Nos íbamos viendo cada semana, y en cada visita veíamos de nuevo a mi bebé por ecografía
transvaginal, el cual no mostraba ningún signo de desprendimiento. Eso también
fue duro.
Y yo seguía todos los
días visualizando como lo expulsaba
naturalmente... yendo al baño cada vez que lo necesitaba, con mi
palanganita (la idea de que mi bebé pudiera irse por el wc me horrorizaba!),
tomando alguna sesión de Reiki, reflexología y metamórfico... pero nada. Ni un
pequeño sangrado, ni una mínima molestia... este bebé tenía otra cosa pensada
para mí.
La
primera semana yo no quería oír hablar de legrado (deformación profesional), la
segunda sí escuché, y la tercera fui yo quien lo pedí. Pero no derrotada o
resignada, si no todo lo contrario, pues fue una decisión bien meditada,
asimilada, aceptada, y deseada. Así que a la semana 15 programamos la intervención.
Tenía que ser así.
Hacer el duelo, sentirse
comprendida y acompañada, y esperar, lo más duro pero tan necesario! el haber
intentado dar la oportunidad al cuerpo a expulsarlo por sí solo, el haber
podido despedirme como dios manda, y haber tomado la decisión yo misma en todo
momento... todo eso han hecho que hoy, a una semana escasa de la intervención,
me mantenga entera, en calma, en paz... triste también, porque una pérdida es
una pérdida, pero ENTERA...
Gracias bebé por enseñarme a
esperar, a compartir, a perseverar, a confiar, a amar, a despedir, a acompañar,
a reír, a llorar, a respetar..
Emotiva y tierna está expresada esta experiencia a pesar del dolor.
ResponderEliminarMi agradecimiento infinito por compartirla.
Abrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarUn fuerte abrazo Concha!
EliminarElena
Mis bebes gemelas, bueno es otra historia..no supe eran dos hasta que nacieron tras 6 ecos...en fin..a lo que iba se murieron en la semana 14/15 fue cuando me entere y nacieron en la 17 en mi casa. Ha sido dentro de todo lo malo de este año , perder tres hijas en cinco meses..las tres en el cuarto mes, el poder despedirme como yo queria fue muy sanador. En mic aso tuve que busar ginecologo que me aocmpañara porque quien lo descubrio no me queria apoyar en mi decision.
ResponderEliminarQuerida Elena, eres una madre muy fuerte y valiente, digna de admiración. Menos mal que por lo menos, pudiste despedirte de tus niñas como tu elegiste, sin el trauma de tener que pasar por una intervención.
ResponderEliminarAhora, date tiempo para seguir sanando. Sigue elaborando tu duelo, mímate mucho, cuídate, quiérete y no dejes de admirar tu fortaleza y tenacidad.
Un abrazo muy muy fuerte y caluroso,
Elena
"...No dudes en convertirme en la madre que tú anhelas..." Una de las frases más bellas y sabias que he escuchado en mi vida. Gracias, Sonia.
ResponderEliminar